La paz

Cuando escucho la palabra paz solo una cosa me viene a la mente; la gente viviendo en coexistencia de manera armoniosa. Hablar de paz, hoy día, suele ser un tema muy relativo. Lo que tenemos que hacer es, preguntarnos, ¿qué es realmente la paz? A lo mejor para un adolescente que vive en un país bien desarrollado y en una familia económicamente bien posicionada, la paz significa tener todos los medios que le hacen posible disfrutar de la vida al máximo y que sus padres se mantengan lejos de su propia vida pero, todavía, suficientemente, cerca por si pasa alguna cosa desagradable para que la arreglen en vez de su hijo.
Por otro lado, para la gente pobre la paz puede significar un periodo económico estable y por supuesto la salud, ya que si se ponen malos, no tienen con que cubrir los gastos de medicamentos, terapias, operaciones…
Un caso, totalmente, diferente son las guerras. Ahora ambos casos anteriores empiezan a adquirir una imagen muy egoísta. Las guerras tienen raíces muy profundas. Y aquí no hablamos solo del caso de la especie humana… hasta los animales se someten a esto por cuestión de supervivencia. Porque la gente todavía no logró aprender a aceptar o, por lo menos, respetar que en este mundo no hay dos personas que sean iguales, cada uno es un ser único. En vez de estimar el odio deberíamos de ser felices porque, a través de esa diferencia podríamos aprender uno del otro. Pero la naturaleza humana es mucho más compleja. Desafortunadamente, todos aspiramos al placer, al poder, unos más que otros, lo que, consecuentemente, nos lleva a cometer actos fatales. No nos dejemos llevar por un impulso y, primero, pensemos mejor las cosas. Meditemos sobre tener un poquito más de tolerancia porque respetar uno a otro significa cuidar de nuestro mundo para que algún día éste brille con toda su belleza.
El acontecimiento lamentable que hace poco sucedió en Haití, podría ser la respuesta que nos está dando la naturaleza a todo lo malo que estamos haciendo. El calentamiento global es cada día más notable, y así aumenta aún más la posibilidad de que un desastre natural afecte negativamente a la Tierra. En el noticiero también hablaban de desaparición de unos niños que en un terrible terremoto perdieron a toda su familia. Ahora, si la policía u otros órganos de seguridad no los localizan, lo más probable es que terminen como mercancía que sirva para traer unas buenas ganancias. Con eso, estos niños ya perdieron su libertad y su paz. Los casos como este son lamentables.
Por eso, les invito a todos a que recapacitemos y a que no permitamos que sigan pasando semejantes cosas. Si cada uno empieza por sí mismo, ya hizo un gran paso hacía la mejora del nuestro mundo.


Saša Zaletelj, 3.f